Durante la producción de cemento, se emiten compuestos orgánicos e inorgánicos volátiles que representan un peligro potencial para el medio ambiente. Las materias primas como la caliza, la arcilla o la piedra caliza se calientan en el proceso de craqueo y producen dióxido de azufre, amoníaco y una variedad de compuestos orgánicos volátiles. Estos compuestos deben medirse continuamente para prevenir o minimizar las emisiones al medio ambiente.