En muchos países del mundo, las botellas de plástico fabricadas con PET (politereftalato de etileno) se utilizan como envases de bebidas reutilizables. A diferencia del vidrio, las botellas de PET son ligeras, irrompibles y fáciles de transportar. Sin embargo, el PET no es insípido. Los productos de descomposición, como el acetaldehído, pueden introducirse en la bebida y tener un efecto desagradable sobre el sabor incluso en pequeñas cantidades. Además, las botellas de PET rellenables tienen que limpiarse a temperaturas mucho más bajas que las de vidrio, lo que favorece la retención de posibles contaminantes. Los contaminantes más comunes son combustibles, detergentes o disolventes peligrosos que llegan a los recipientes por una manipulación incorrecta. Por lo tanto, para evitar tanto los riesgos potenciales para la salud como el mal sabor, los embotelladores de envases de PET reutilizables deben identificar y posteriormente eliminar las botellas sucias del proceso de llenado.